“Y si alguien le pregunta: «¿Qué heridas son estas en tus manos?», él responderá: «Las recibí en casa de mis amigos» | Zacarías 13:6
Con las palabras del encabezamiento el profeta Zacarías habla del los sufrimientos que lo seres humanos infringieron a nuestro Salvador. Por su amor a su pueblo terrenal y a todos lo seres humanos, el señor Jesús vino a esta tierra como como siervo de Dios. desgraciadamente ese amor fue respondido con odio y crucifixión.
“La salvación viene de los judíos”(Juan 4:22) afirma Jesucristo. Pero este pueblo rechazo a su Mesías, en quien se concentraban todas sus esperanzas y ello reusaron su salvación. Sus malos corazones no descasaron hasta que clavaron las manos y lo pies de Cristo en la cruz.
El salmo 69 revela algunos de los sufrimientos que el Señor tuvo que soportar por parte de los seres humanos: “mis enemigos… me destruyen sin saber por qué ”(v.4). “Hablaban contra mi los que se sentaban a la puerta, y me zaherían en sus canciones los bebedores”(v.12). “El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado”(v.20). Todo esto corresponde a la heridas corporales y del alma que le hicieron aquellos por quienes había venido a la tierra. En la cruz vemos el más grande despliegue del ilimitado amor del Señor. Allí lloro: “Padre, perdónalos, por que no saben lo que hacen”.
Desde el punto de vista de la responsabilidad humana, el Señor murió como un mártir en la cruz por amor a la verdad. Pero el otro lado de su muerte, motivo de nuestra eterna alabaza, es expiación de nuestros pecados, a través de la cual satisfizo la justicia de Dios.
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